El príncipe godo Ranimiro y su hija Amaya han sido hechos prisioneros por los vascos. Él será juzgado por el Consejo de Ancianos. Mientras, el caudillo vasco Íñigo, que fue quien le detuvo, se enamora de Amaya, sin saber que ésta es la actual poseedora del brazalete de oro que simboliza la tradición de los vascos y que, según cuenta la leyenda, el hombre que se case con ella será proclamado rey de Vasconia.