Primera película del añorado Antonio Molina, la cual le convirtió en un ídolo de la canción. Acompañado de Marujita Díaz y Tony Leblanc, el reparto lo dirigió Antonio del Amo. Dos hermanos huérfanos que trabajan en el puerto tienen dotes para el flamenco, pero ninguno de ellos quiere abandonar su ciudad. La crisis les obliga a ir a Madrid, donde son descubiertos por un promotor.