Tras cometer un asesinato, Amador deja Madrid, donde vivía con su tía, y se va a Guadalajara con la madre de su hijo. Pero, como no soporta esa vida familiar, se marcha a un Torremolinos turístico en temporada baja, donde se ve implicado en la muerte de una extranjera. Allí también conocerá a Laura, una chica española que está de vacaciones y con la que cree conectar.