Laura da por cerrada parte de su vida tras asistir a la misa funeral en recuerdo de su madre. Sin embargo, las llaves que uno de los vecinos le entrega para que se haga cargo de la casa, la obligará a hacer frente a un pasado del que se niega a hablar. A pesar de los esfuerzos de Noel, su pareja, por ayudarla a que se abra, un paseo en el antiguo coche que su madre conserva en el garaje, se convertirá en el detonante para que a Laura, en mitad del bosque, en la oscuridad, se le aparezcan los fantasmas.