El dibujo de Olga refleja lo que observa cada madrugada desde la ventana: un edificio, una cruz por cada luz que permanece encendida. Todas esas cruces son posibilidades de paliar un sentimiento de soledad que la absorbe habitualmente, esté de verdad sola o acompañada. Por lo tanto, no es válida cualquier compañía y, en ocasiones, la búsqueda puede continuar dentro de ella misma.