Sólo para supervivientes narra la historia de la revista de cómics El Víbora, desde su nacimiento en la Barcelona de 1979, hasta el cese de su publicación en 2003. Conocida por su desagradable sentido del humor, su alto contenido en drogas, sexo y violencia y por ser máxima representante de la llamada línea chunga, fue la plataforma de salida para muchos de los más importantes dibujantes e ilustradores del país como Nazario, Max, Mariscal, Gallardo, Mauro Entrialgo, Miguel Angel Martín etc. mostrando, a través de sus viñetas, las historias de la calle de los días de la transición y sus años posteriores. La combinación de underground americano de finales de los 60 con la tradición más costumbrista del tebeo español, hizo llegar el cómic adulto a un público masivo ávido de libertad.