Julia (Ariadna Gil) y Samuel (Jordi Mollà) se mudan con los niños a una apartada urbanización en las afueras de la ciudad. Parece un lugar ideal, pero Julia pronto descubrirá que tan idílico paraje esconde algo extraño. En un momento dado, se da cuenta de que la urbanización está completamente desierta. Aterrorizada por la situación y desconcertada ante la indiferencia de Samuel y los niños, empieza a sospechar que es víctima de una tenebrosa confabulación.