Desde una chabola del Pozo del Tío Raimundo, aquella barriada construida vertiginosamente en los años 50 con “casas” de barro y lata que crecían como “flores de luna” levantadas durante la noche, el “cura rojo” Padre Llanos insufló a los inmigrantes su ilusión utópica en busca de la justicia y la libertad. Días y años de solidaridad, de rebeldía y de forjarse una nueva identidad soñando con la creencia de que, desde el barrio, se podía cambiar el mundo. ¿Cómo estas gentes tomaron conciencia de su situación, y con su fuerza y cohesión como grupo humano emprendieron la transformación?