Una película protagonizada por Carmen Sevilla y Arturo Fernández, y dirigida por Rafael Gil. El matador Rafael Lucena ve por televisión la corrida en la que participa su hijo Luis. En un momento dado, Lucena sufre un infarto al reconocer a una mujer idéntica a aquella que llevó a su padre a la muerte. Tras la corrida, Luis conoce a esa misteriosa mujer y queda prendado de ella, pero empieza a sospechar que le llevara a la destrucción.