Una desternillante comedia de Mariano Ozores, con Alfredo Landa en el apogeo de su fama. Una fábula sobre la doble vida de muchos empresarios de provincias que aprovechaban sus viajes de negocios para hacer todo aquello que no pueden en sus ciudades. Aquí, Landa encarna a un propietario de viñedos que decide trabajar a escondidas como fotógrafo de modelo.