Una película de culto, perturbadora y radical, que supuso una revolución en el cine español de la época al incluir temas como el voyeurismo o la neurosis, hasta entonces inéditos. La segunda película de Bigas Luna da rienda sueltas a todas sus fantasías, convirtiéndose en un thriller sin acción, en una de las propuestas más rupturistas del cine europeo de los setenta.